La Invitación a Una Vez Mas
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En aquella ocasión el pescador con la esperanza agotada había regresado a la orilla del lago de Galilea sin haber tenido éxito en la pesca. Se le acerca un carpintero para abordar la barca con la petición que regresen a las profundas aguas del lago para volver a pescar. Con desanimo, el pescador conociendo las aguas de aquel lago que desde su infancia había conocido con su padre y que ahora adulto el era un pescador de profesión, sabia muy bien que ese día no había sido uno de los mejores. Lo mejor era regresar a su casa con las manos vacías y dejar las redes en la barca para otra ocasión. Dentro de si no había la certeza que regresar a las profundas aguas del lago y sin saber que podría encontrar la pesca mas grande de su vida siguió el consejo de aquel persistente carpintero.
La voz de aquel carpintero pudo llegar a las profundidades del corazón del pescador Pedro. Aquel humilde carpintero de Galilea hacia la invitación a una vez mas a tirar las redes en aquellas aguas que atesoraban la pesca inesperada. Jesús el carpintero, con la experiencia de trabajar con la madera, buscándole los diferentes ángulos y tallarla la madera por todos los lados para darle forma…era precisamente lo que estaba haciendo con la vida de Pedro. Jesús busca la forma personal para poder llegar a aquello mas importante en la vida de Pedro. Para Pedro la pesca era lo que daba de comer a su familia, su profesión de pescador que lo identificaba entre su parentela y su pueblo. Jesús se había encontrado con hombre adulto, con un pescador de experiencia y con un carácter no fácil de persuadir. Jesús mismo tenia que navegar las aguas de la vida de Pedro para poder pescarlo primero a Pedro para después hacer la invitación a ser un ‘pescador de la humanidad’. Era Jesús mismo tirando las redes del Reino de Dios en la vida cotidiana de Pedro para que aquel pescador pudiera comprender que solamente el poder de Dios podría cambiar la ruta de su vida.
Finalmente Pedro sigue la sugerencia de Jesús sin poder comprender como es que aquel carpintero podría conocer el arte de la pesca. Aquel día Pedro dio su primer paso para navegar en las mismas aguas que su infancia conocían pero ahora seria con una nueva visión. Pedro experimentaría el milagro de sacar el alimento de cada día con las fuerzas de su cuerpo de una manera diferente mas antes no comprendido. Aquel día Pedro aprendería que en la vida hay que permitirse a ser guiado por la voz de Dios para poder recibir el pan de cada día sin dejar que la esperanza se desanime ante los muchos intentos sin exitoso resultados.
Dios actúa de maneras diferentes a las que nosotros ni tenemos la menor idea como puedan suceder tales cosas. Muchas veces podemos caer en la rutina, en el cansancio y el desanimo deseando conseguir el pan de cada día con pensamientos que no llevan mas que al rendimiento de la esperanza. Hay que aprender a escuchar ‘la invitación a una vez mas’ que Dios nos hace todos los días de nuestra vida. No podemos decir “ayer ya viví y ¿para que voy a vivir hoy?” Cada día es una bendición e invitación para poder disfrutar el don de la vida. Acepta hoy ‘la invitación de una vez mas’ a tirar las redes de la fe en las aguas de tu vida para que puedas tener la pesca exitosa de sacar los mejores tesoros de tu corazón. -WP
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En aquella ocasión el pescador con la esperanza agotada había regresado a la orilla del lago de Galilea sin haber tenido éxito en la pesca. Se le acerca un carpintero para abordar la barca con la petición que regresen a las profundas aguas del lago para volver a pescar. Con desanimo, el pescador conociendo las aguas de aquel lago que desde su infancia había conocido con su padre y que ahora adulto el era un pescador de profesión, sabia muy bien que ese día no había sido uno de los mejores. Lo mejor era regresar a su casa con las manos vacías y dejar las redes en la barca para otra ocasión. Dentro de si no había la certeza que regresar a las profundas aguas del lago y sin saber que podría encontrar la pesca mas grande de su vida siguió el consejo de aquel persistente carpintero.
La voz de aquel carpintero pudo llegar a las profundidades del corazón del pescador Pedro. Aquel humilde carpintero de Galilea hacia la invitación a una vez mas a tirar las redes en aquellas aguas que atesoraban la pesca inesperada. Jesús el carpintero, con la experiencia de trabajar con la madera, buscándole los diferentes ángulos y tallarla la madera por todos los lados para darle forma…era precisamente lo que estaba haciendo con la vida de Pedro. Jesús busca la forma personal para poder llegar a aquello mas importante en la vida de Pedro. Para Pedro la pesca era lo que daba de comer a su familia, su profesión de pescador que lo identificaba entre su parentela y su pueblo. Jesús se había encontrado con hombre adulto, con un pescador de experiencia y con un carácter no fácil de persuadir. Jesús mismo tenia que navegar las aguas de la vida de Pedro para poder pescarlo primero a Pedro para después hacer la invitación a ser un ‘pescador de la humanidad’. Era Jesús mismo tirando las redes del Reino de Dios en la vida cotidiana de Pedro para que aquel pescador pudiera comprender que solamente el poder de Dios podría cambiar la ruta de su vida.
Finalmente Pedro sigue la sugerencia de Jesús sin poder comprender como es que aquel carpintero podría conocer el arte de la pesca. Aquel día Pedro dio su primer paso para navegar en las mismas aguas que su infancia conocían pero ahora seria con una nueva visión. Pedro experimentaría el milagro de sacar el alimento de cada día con las fuerzas de su cuerpo de una manera diferente mas antes no comprendido. Aquel día Pedro aprendería que en la vida hay que permitirse a ser guiado por la voz de Dios para poder recibir el pan de cada día sin dejar que la esperanza se desanime ante los muchos intentos sin exitoso resultados.
Dios actúa de maneras diferentes a las que nosotros ni tenemos la menor idea como puedan suceder tales cosas. Muchas veces podemos caer en la rutina, en el cansancio y el desanimo deseando conseguir el pan de cada día con pensamientos que no llevan mas que al rendimiento de la esperanza. Hay que aprender a escuchar ‘la invitación a una vez mas’ que Dios nos hace todos los días de nuestra vida. No podemos decir “ayer ya viví y ¿para que voy a vivir hoy?” Cada día es una bendición e invitación para poder disfrutar el don de la vida. Acepta hoy ‘la invitación de una vez mas’ a tirar las redes de la fe en las aguas de tu vida para que puedas tener la pesca exitosa de sacar los mejores tesoros de tu corazón. -WP